jueves, 10 de mayo de 2007

Las Naciones Unidas escépticas frente a los biocombustibles

Hace pocos días las Naciones Unidas hicieron público su primer informe sobre los biocombustibles. Un consorcio de 20 agencias y programas de las NNUU concluye, en síntesis, que si bien el etanol –uno de los biocombustibles- puede ayudar a reducir el calentamiento global y crear empleos para los pobres rurales, estos beneficios pueden ser neutralizados por problemas ambientales serios y una elevación de los precios de los alimentos para las poblaciones hambrientas.(http://www.nytimes.com/aponline/world/AP-Biofuels.html?_r=1&oref=slogin)
 
Esta organización se suma así a una importante ola de escepticismo que reacciona frente al entusiasmo de gobiernos y grandes inversionistas que, desde hace algún tiempo, promueven el consumo de biocombustibles en nombre de la protección ambiental y de dar oportunidades a la población rural deprimida. Los líderes europeos se han puesto como meta que para el año 2020 el 10 porciento de los combustibles serán de origen biológico. El presidente Bush también ha elevado la meta de consumo de biocombustibles en los EEUU para los próximos años. Como quiera que estos grandes consumidores de energía no tienen las tierras suficientes para los cultivos necesarios para producirlos, requieren que países pobres como el Perú pongan a disposición sus propias tierras para estos fines.

Pero el informe de NNUU advierte que la “moda de los biocombustibles” – como la denomina el organismo mundial – puede hacer tanto daño al medio ambiente como los combustibles fósiles. Otro riesgo es que el rápido crecimiento de la producción de biocombustibles incrementará sustancialmente la demanda de tierras fértiles y de agua en el mundo, en un momento en que ha aumentado también la demanda por alimentos y productos forestales. Se suma a ello el que la expansión de monocultivos a gran escala puede conducir a la pérdida significativa de biodiversidad, a la erosión de los suelos y a la pérdida de nutrientes. Hemos advertido sobre estos riesgos en otras notas (ver La Revista Agraria del mes de marzo).

La velocidad con la que en el Perú - y otros países de América Latina- se está introduciendo la “moda de biocombustibles”, por grandes inversionistas apoyados por el gobierno no ha dejado el tiempo para que se sopesen los pros y contras de la expansión de los sembríos de caña de azúcar, de palma aceitera y otros cultivos que son sus insumos principales. Es un deber del Estado informar objetivamente – no hacer propaganda – a la población sobre las ventajas y desventajas de esta agresiva campaña, y una responsabilidad de la sociedad civil de informarse y expresar una opinión sobre un proceso que puede tener consecuencias sociales y ambientales negativas que es preciso prevenir.