“LA AGRICULTURA FAMILIAR ES EFICIENTE”
Fernando Eguren: Presidente de CEPES
El
censo agropecuario de 1994 registró más de 1.7 millones de unidades
productivas, de las cuales el 55% eran menores de 3 hectáreas (ha), 29%
tenían entre 3 y 10 ha, y 8% entre 10 y 20 ha. Este 92% es el universo
de los que podemos denominar ‘agricultura familiar’, que va desde el
minifundio (menos de 3 ha) hasta fundos comerciales que pueden ser
bastante modernos. El criterio importante es que son explotaciones que
dependen de la conducción familiar. La agricultura familiar es
mayoritaria en todos los departamentos del país.
Es
este sector socioeconómico el que produce más de las dos terceras
partes de los alimentos que el país consume (el aporte de la gran
empresa agraria a la alimentación nacional es absolutamente marginal).
Además, la agricultura familiar constituye un aporte fundamental a las
economías regionales del país, pues sin desarrollo rural no puede haber
desarrollo regional.
Su
importancia para las exportaciones también es muy destacada:
prácticamente toda la producción de café y cacao –cultivos calificados
como ‘tradicionales’– está en manos de la agricultura familiar. En el
2011 el valor de las exportaciones agrícolas tradicionales representó el
35% del total de envíos agrícolas.
Son
estos agricultores los que tienen el conocimiento más detallado de sus
recursos y del medio ambiente, lo cual es esencial en un país que tiene
28 de los 32 tipos de climas del mundo y 84 de las 117 zonas de vida y
que será muy afectado por el cambio climático. Organizaciones como la
FAO y el Banco Mundial están revalorando la gran capacidad de la
agricultura familiar para adaptarse a los impactos del calentamiento
global.
Sin
embargo, la incidencia de la pobreza rural es intensa en los
territorios donde predomina la pequeña agricultura familiar. La creación
de mejores condiciones para su desempeño económico es la manera más
eficaz de combatir la pobreza, algo sin duda mejor y más sostenible que
la dependencia de los programas sociales de transferencia de recursos.
Estudios internacionales demuestran fehacientemente que la agricultura
familiar combina de manera más eficiente tierra, capital y trabajo que
la gran agricultura, si es que se dan ciertas condiciones: acceso al
crédito y bienes públicos, asociatividad, etc. La creación de estas
condiciones depende en gran parte de las políticas agrarias que, en el
Perú, ignoran a la agricultura familiar. En contraste, la gran
agricultura exportadora debe su rentabilidad en buena medida a políticas
que la favorecen: el Estado las subsidia con centenares de millones de
dólares a través de varias vías como la venta de las nuevas tierras
ganadas por las obras de irrigación, el cobro de la mitad del impuesto a
la renta, una legislación laboral ad hoc que reduce los costos
laborales, el drawback al momento de exportar la producción. Esperamos
que el nuevo responsable de la cartera de Agricultura priorice la
agricultura familiar.
Publicado originalmente en el diario EL COMERCIO / 29 de julio del 2012
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