Este número de LRA se
distribuye en los días en que se está aplicando el IV Censo
Agropecuario en todo el país (ver entrevista en esta edición). El último
censo agropecuario se realizó en 1994; en las casi dos décadas que han
transcurrido, ha habido cambios muy importantes en nuestro agro que
seguramente serán revelados y cuantificados con la nueva información.
Uno de
ellos es un aumento muy importante en la cantidad de unidades
agropecuarias, como lo han ido mostrando las encuestas de hogares
(Enaho) que el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI)
aplica anualmente. En particular, la tenencia de la tierra se ha
atomizado aún más, al parecer debido a las subdivisiones originadas por
las herencias. Pero, por otro lado, el censo también mostrará un proceso
inverso, de concentración de la propiedad, que ha venido ocurriendo
desde mediados de la década de 1990, en particular en la costa. Y
también mostrará si entre el latifundio y el minifundio se ha ido
ampliando una mediana agricultura moderna y volcada al mercado interno, o
si ha permanecido estancada, aprisionada entre las tendencias a la
fragmentación y a la concentración.
A partir
de los resultados del censo se podrá conocer, asimismo, el tipo de
agricultores que hay en las diferentes regiones: cuánta tierra tienen,
qué tecnologías emplean, cuál es su nivel educativo, cuál es el papel
del hombre y de la mujer en la actividad agropecuaria. Averiguaremos,
también, con más precisión, cuál es la importancia de la pequeña
agricultura como proveedora de alimentos. Aun cuando el Perú se ha ido
urbanizando con el paso de los años, las actividades agrarias continúan
siendo de una importancia primordial para la economía nacional.
Comparando con las demás naciones de América del Sur, en el Perú la
proporción de la población económicamente activa dedicada a la
producción agraria es de las más altas: 23.8% del total de la PEA,
similar al Paraguay y solo inferior a Bolivia (cuya PEA agraria es 41%).
Además de ser el sustento de la seguridad alimentaria de los peruanos,
de los 3.7 millones de trabajadores agrícolas dependen directamente sus
familiares, que suman probablemente más de un tercio de la población
total del país. Es en este sector poblacional que está enquistado, en
buena parte, el núcleo duro de la pobreza extrema.
Los
resultados del censo seguramente llevarán a modificar el Plan
Estratégico Sectorial Multianual del Ministerio de Agricultura
2012-2016, que se basaba en una información obsoleta. Así, el exministro
de Agricultura, Luis Ginocchio, declaró más de una vez que el gobierno
fijaría una política sobre la concentración de la propiedad una vez que
se conociesen los resultados del nuevo censo. Es de esperar que su
sucesor, el ministro Milton von Hesse, lo haga cuando ello ocurra. Pero,
sobre todo, los resultados del censo deben ser un poderoso llamado de
atención a las autoridades acerca de la importancia de un sector que no
ha merecido de los gobiernos —más allá de declaraciones retóricas— la
prioridad debida.
Editorial
Seria bueno saber las vías o tendencias de desarrollo de las economías campesinas, cuanto de subsistencia y cuanto de familiar comercial y si hay diferenciación y mercado de tierras y cambios en el tipo de cultivos, cuanto hay de agricultura ecológica y ha donde va. así como cuanta agricultura capitalista hay y si pega sierra exportadora.
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