La agricultura familiar —hasta hace poco, «invisible»
para la población urbana y los políticos— está cobrando cada vez mayor
importancia en la agenda internacional y en las agendas nacionales de un número
creciente de países.
¿Qué
es la agricultura familiar?
Existen
múltiples definiciones de agricultura familiar, pero todas ellas subrayan dos
características comunes:
la familia conduce el predio, y sus miembros conforman la mayor parte de la mano de obra. Ocasionalmente pueden contratar mano de obra asalariada, en ciertos periodos, por lo general en la siembra y la cosecha, pero es raro que tengan contratados permanentes.
la familia conduce el predio, y sus miembros conforman la mayor parte de la mano de obra. Ocasionalmente pueden contratar mano de obra asalariada, en ciertos periodos, por lo general en la siembra y la cosecha, pero es raro que tengan contratados permanentes.
Un
reciente estudio de Lowder et al., publicado por la FAO 2, al que haremos frecuente referencia,
resalta la diversidad de definiciones. En Brasil, así como en otros países, se
agrega, a los dos rasgos mencionados, la fijación de un límite superior para el
tamaño del predio (variable según la región y el tipo de tierras) y el que la
mayor parte de los ingresos familiares provengan de la finca. De acuerdo con
esos criterios, en Brasil, el 84% de las fincas son familiares, poseen el 24%
de las tierras agropecuarias y participan con cerca del 38% del total de la
producción agrícola.
En
EE.UU., la agricultura familiar se define como aquellos emprendimientos
agrícolas en donde el operador y sus familiares son propietarios de la mayoría
de la empresa. Con este criterio, el 97.7% de las fincas son familiares. Pero
hay un importante segundo criterio: el nivel de los ingresos anuales. Así, las
fincas familiares pequeñas son aquellas que tienen ingresos anuales menores de
US$.350 mil (S/.980 mil a la tasa de cambio de S/.2.80 por dólar); las fincas
familiares medianas, entre ese monto y US$.1 millón; las fincas familiares
grandes, más de US$.1 millón. Poca duda cabe de que en el Perú una empresa
agraria con esos niveles de ventas —aun la de los pequeños— difícilmente sería
considerada agricultura familiar.
En
efecto, muchas definiciones de agricultura familiar agregan, además de las
mencionadas, otras características: escasez de activos a los que tiene acceso
—insuficiente tierra en cantidad o calidad—, escaso acceso a servicios
financieros y no financieros, y altos costos de transacción. Las diferentes
definiciones no solo tienen un interés académico; por el contrario, dan lugar a
diferentes políticas y estrategias de desarrollo agrario y rural.
Importancia de la agricultura familiar en el
mundo
A
propósito de la declaración, por Naciones Unidas, de 2014 como Año
Internacional de la
Agricultura Familiar , la FAO 3, en el estudio citado, ha congregado información
de la mayor parte de países para mostrarnos cuál es el peso global de la
agricultura familiar.
Se
estima que existen alrededor de 570 millones de fincas o unidades agropecuarias
en el mundo, de las cuales más de 500 millones están consideradas como
agricultura familiar. Son mayoría en todos los continentes, así como en todos
los países, sean ricos o sean pobres. Según la información recogida, las fincas
de extensión menor de 10
hectáreas son el 76% del total de fincas de los 34
países de más altos ingresos del planeta4.
Los
agricultores familiares trabajan un apreciable porcentaje de las tierras
agrícolas del mundo, como puede apreciarse en el cuadro 1.
Aunque
las dimensiones de los predios familiares pueden variar mucho en cada país
—según la dotación de recursos, la presión demográfica, la estructura de
propiedad de la tierra, etc.—, en todos ellos ocupan los rangos de tamaño más
pequeños. Ahora bien, como toda estructura social y económica, la estructura de
las fincas por tamaño es cambiante. ¿Cuál es la tendencia general? ¿Aumenta el
tamaño promedio de las fincas o se reduce? Lowder encuentra que las tendencias
varían según los países: en los de altos ingresos, el promedio del tamaño de
las fincas tiende a aumentar. Lo contrario ocurre en los países y regiones de
ingresos medios y bajos, donde el promedio de tamaños se va reduciendo: en la
región de América Latina y el Caribe, esto ocurre en 18 de 25 países; tan solo
en 7 aumentan.
En
el Perú, ¿cómo estamos?
En
diferentes números, LRA ha dedicado varios artículos a la agricultura
familiar, incluyendo la edición de mayo pasado5. El Perú es uno de los países de la
región, en donde la agricultura familiar tiene mayor peso: agrupa alrededor del
90% de todas las unidades agropecuarias, aun cuando también es ampliamente
mayoritaria en Argentina (75%), Brasil (84%), Chile (95%), Colombia (87%) y
Ecuador (88%)6.
La
importancia de la agricultura familiar se debe no solo al hecho conocido de que
provee la mayor parte de alimentos que el país consume (según el Censo
Agropecuario, el 75% de las tierras cultivadas con alimentos están en fincas
menores de 10 hectáreas ),
sino a su capacidad de generar empleo. Esto ocurre tanto en el Perú como en
otros países de la región. Aquí, considerando la información de la Enaho 2012, la agricultura
familiar da empleo a cerca del 80% de los trabajadores agrarios, mientras que
las empresas formales que envían obligadamente información al Ministerio de
Trabajo sobre los contratos de trabajo, solamente emplean al 4% (alrededor de
160 mil) del total.
Activos
y territorios
¿Cuáles
son las potencialidades de esta agricultura familiar? Hay amplias evidencias en
diferentes partes del mundo y en el Perú, de que, dadas ciertas condiciones
favorables, la agricultura familiar tiene un importante margen para mejorar su
desempeño económico. Pero ello depende de varios factores, entre los cuales
están la dotación de activos —sobre todo, tierra, capital y trabajo— y el contexto
territorial (institucionalidad, infraestructura, recursos naturales, presencia
del Estado, etc.), el cual puede ser un factor favorable o desfavorable para la
puesta en valor de los activos.
Es muy
diferente la situación de un agricultor que vive y trabaja en un contexto
territorial con instituciones consolidadas, buena infraestructura vial, energía
eléctrica, economía diversificada, con
acceso a información, a servicios financieros y no financieros, que otro que,
aun contando con la misma dotación de recursos, carece de las condiciones
mencionadas. Berdegué y Fuentealba7 expresan
en el gráfico 1 (pensado para América Latina, pero que se aplica bien al caso
peruano) esta interacción entre activos y contextos territoriales.
Los
agricultores en el cuadrante superior izquierdo del gráfico, con más activos
(grupo A), se ubican en contextos territoriales favorables, donde la
productividad de sus activos es mayor y se encuentran plenamente integrados al
mercado. El grupo B tiene algunos activos, pero no los suficientes o no están
en un contexto en el que puedan ser puestos totalmente en valor. Según Berdegué
y Fuentealba, este grupo, que suele ser importante en número, es poco visible y
es marginado por las políticas públicas, pues no es lo suficientemente pobre
(por lo que está excluido de las políticas sociales) ni lo suficientemente
«empresarial» para merecer la atención promotora del Estado. Sin embargo,
«representan la mejor oportunidad [...] para las políticas y estrategias
públicas orientadas a revitalizar las sociedades rurales y para promover un
crecimiento económica y socialmente inclusivo» (p. 10). El grupo C está
conformado por agricultores con escasos activos y con territorios poco
dinámicos o con una actividad económica adversa, lo que les obliga a recurrir a
otras fuentes de ingresos.
No es
usual en la literatura sobre agricultura familiar combinar estos dos factores
—dotación de activos y contextos territoriales—, pero es, sin duda, de gran
importancia para sustentar políticas adecuadas para su desarrollo: estas deben
orientarse no solo a proveer o mejorar los activos, sino también a desarrollar
los territorios. El desarrollo de la agricultura familiar se puede dar siempre
y cuando se encuadre en políticas de desarrollo territorial.
Notas
1 Sociólogo. Presidente del Cepes.
2 Lowder, S. K.; Skoet, J. y S. Singh. 2014. What
do we really know about the number and distribution of farms and family farms
worldwide? Background paper for The state of food and agriculture 2014. ESA Working
Paper N.o 14-02. Roma,
FAO. <http://bit.ly/1leWTAb>.
3 Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura , conocida
como FAO por sus siglas en inglés.
4 Lowder
et al., op. cit, anexo 6.
5 F. Eguren. «Las políticas para fortalecer la
agricultura familiar». <http://bit.ly/1rjKw6s>.
6 FAO. Perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las
Américas: una mirada hacia América Latina y el Caribe. 2014, p. 176. <http://bit.ly/1svnf5R>.
7 En Julio A. Berdegué y Ricardo
Fuentealba. Latin America : The state of
smallholders in agriculture. IFAD. 2011, p.
9.
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