miércoles, 6 de junio de 2012

Nuevas orientaciones mundiales sobre el uso y acceso a la tierra, los bosques y la pesca



Según la información más reciente, hay 34 millones de hectáreas de tierras agrícolas, en el mundo, que en los últimos años han sido adquiridas o están en proceso de serlo a los países pobres y de medianos ingresos por parte de gobiernos extranjeros o grandes corporaciones. El objetivo de los gobiernos es asegurar la provisión de alimentos para sus países; el de las corporaciones, el lucro.

Con referencia a los bosques, la Organización de la Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) advierte que entre 2000 y 2010 se perdieron 13 millones de hectáreas de bosques, cantidad que se suma a los 17 millones perdidos en la década de 1990. En cuanto a la pesca, son múltiples las advertencias sobre el rápido deterioro de los recursos hidrobiológicos marinos. 

Este es el contexto en el que un centenar de países aprobaron recientemente el 11 de mayo un importante documento promovido por la FAO: las Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques en el contexto de la seguridad alimentaria nacional. 

Lo que hay detrás de este largo título es la creciente preocupación por la tensión entre la manera como se decide y se usan actualmente los recursos naturales, en especial la tierra, los bosques y los recursos hidrobiológicos, y la seguridad alimentaria de las poblaciones, particularmente las de menores ingresos. Este es un problema mayúsculo si se toma en cuenta que, hacia mediados de este siglo, la población del planeta aumentará a más de 9 mil millones de personas, que demandarán un 70% más de alimentos que los que se producen hoy en día. 

En efecto, las Directrices plantean a los gobiernos del mundo varios objetivos: mejorar los marcos jurídicos y de políticas a través de los cuales se regulan los derechos de tenencia sobre dichos recursos; aumentar la transparencia de los sistemas de tenencia; y fortalecer las capacidades tanto de los organismos públicos como de las organizaciones de agricultores y productores en pequeña escala, pescadores, pueblos indígenas y comunidades. Los principios que deben orientar estos marcos son, según las Directrices, la dignidad humana, la no discriminación, la equidad y justicia, y la igualdad de género. 

Las Directrices reconocen «la centralidad de la tierra para el desarrollo» y la necesidad de promover la seguridad de la tenencia y el «acceso equitativo a la tierra, a la pesca y a los bosques». Afirman que la tierra, además de ser fuente de alimento y de refugio, es «la base de las prácticas sociales, culturales y religiosas, y un factor central en el crecimiento económico». Una gestión o gobernanza de estos recursos «está indisolublemente vinculada con el acceso a otros recursos naturales, como el agua y los minerales». 

Los ministerios de Agricultura, del Ambiente y de la Producción, así como la Comisión Agraria del Congreso, están en la responsabilidad de tomar este documento de implicancias mundiales como una guía que oriente sus políticas para una buena gobernanza sobre los mencionados recursos. Pero también debería ser analizado por las organizaciones de la sociedad civil y los gremios de agricultores y de la pesca.


Notas

1 Grain. Ver http://www.grain.org/es/article/entries/4481-grain-publica-conjunto-de-datoscon-mas-de-400-acaparamientos-de-tierra-agricolas-a-nivel-mundial

2 Ver informe en inglés de The Economist en http://www.economist.com/node/12798458

3 El documento completo puede descargarse de
http://www.fao.org/fileadmin/user_upload/nr/land_tenure/pdf/VG_Final_SP_May_2012.pdf



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