martes, 28 de julio de 2009

La concentración del control de las tierras agrícolas

Artículo publicado en el diario La República (28 julio 2009)

Por Fernando Eguren (presidente de Cepes)


Acaparamiento de tierras. “Land grab”, en inglés. Es una tendencia que está ocurriendo desde hace relativamente poco tiempo, y es uno de los rasgos perversos que puede acompañar el proceso de globalización. Consiste en la compra –o alquiler– masivo de tierras que hacen países con déficit de producción de alimentos, por escasez relativa de tierras, o para asegurarse la provisión de agrocombustibles a otros países. Entre los principales compradores están los grandes exportadores de petróleo –Arabia Saudita, Emiratos Árabes– que tienen escasas tierras de cultivo para alimentos. Compradores también son Japón, Corea del Sur, Egipto, India y China, que adquieren derechos sobre extensas áreas ya sea para alimentos o para agrocombustibles. Según The Economist (21 mayo 2009), la China ha adquirido derechos para cultivar 2.8 millones de hectáreas de palma aceitera en el Congo, y está negociando 2 millones de hectáreas más con Zambia para la producción de biodiesel.

 Entre los vendedores hay países que sufren hambrunas periódicas por razones climáticas o por guerras, como los mencionados, y también Etiopía y Sudán.

América Latina no se salva de este proceso. Según GRAIN, una ONG internacional, a fines de 2007, Mitsui compró al Brasil 100 mil hectáreas de tierras para la producción de soya a través de su participación en Multigrain SA, el 40% de la cual está ahora en sus manos. La India ha comprado plantaciones de palma en Indonesia, y están interesados en Uruguay, Paraguay y Brasil para la producción de lentejas y soya que importaría. Según la Federación Agraria Argentina, el 10% del territorio argentino está en manos de extranjeros. El terrateniente más grande del país es Benetton, con unas 900.000 hectáreas.

El Perú no está a salvo de estas corrientes. Si bien no tiene extensas áreas de cultivo disponibles, hay intereses por deforestar el bosque amazónico para la producción de palma aceitera para biodiesel. En la costa, la empresa norteamericana Maple adquirió cerca de 12 mil hectáreas de tierras eriazas en el valle del río Chira para sembrar caña de azúcar y producir etanol. Por lo demás, el importante proceso de concentración de la propiedad de las tierras de cultivo en el Perú, reseñado en La Revista Agraria 107 (www.cepes.org.pe), es también una expresión de la dinámica de la globalización, pues está impulsado enteramente por los mercados internacionales de agrocombustibles y de productos alimenticios de alto valor que constituyen la casi totalidad de los llamados productos agrarios ‘no tradicionales’.

Algunos datos permiten ver el grado de avance de este proceso de concentración de tierras de cultivo en la costa del país. Considerando tan solo las propiedades mayores de mil hectáreas, en el departamento de Piura, 7 empresas controlan 32 mil hectáreas, de las cuales más de la mitad serían dedicadas a la caña de azúcar para etanol; en La Libertad, 13 empresas poseen 98 mil hectáreas; en Áncash, una tiene 16 mil hectáreas; en Ica, 8 son propietarias de 13 mil hectáreas; en San Martín, un grupo económico cerca las 15 mil hectáreas de plantaciones de palma aceitera, parte de las cuales serán destinadas a la producción de etanol. En todos los casos, se trata de productos para exportar.

El proyecto de ley del Apra para establecer un límite máximo de 40 mil has de tierras agrícolas en la costa buscaría convalidar esta concentración, que se va asemejando a la que prevalecía antes de la reforma agraria, iniciada precisamente hace 40 años, en 1969.

Artículo publicado en el diario La República (28 julio 2009)


martes, 21 de julio de 2009

Debe haber política agraria clara y coherente

Artículo publicado en el Diario La Primera (21 julio 2009)

Sin políticas claras el gasto es inútil. Para el especialista en temas agrarios del Centro Peruano de Estudios Sociales (CEPES), Fernando Eguren, el llamado Programa de Desarrollo Productivo Agrario Rural (Agrorural), que destina 150 millones de nuevos soles a los alcaldes distritales para concretar el Programa de Mantenimiento de Canales de Riego, no solucionará nada si no viene acompañado de una verdadera política agraria del gobierno.

“Tales políticas agrarias deben estar destinadas a desarrollar la pequeña y mediana agricultura que agrupa a miles de familias y que produce casi todos los alimentos que se consumen. Pensar en una solución solo otorgando recursos es inadecuado”, señaló.

Además, puntualizó que si bien la iniciativa no deja de ser positiva, la misma adolece de no puntualizar cómo será la orientación de los fondos. “El tema de la asistencia que debe prestar el gobierno central a los municipios distritales no ha sido tratado. Sin ayuda técnica, serán ellos mismos quienes determinen para qué sirve el dinero, lo cual puede llevar a que no haya un uso positivo de los recursos”, manifestó.

Como se recuerda, el programa fue lanzado por el Ministerio de Agricultura, y puntualiza que los recursos se darán a los alcaldes sin pasar por el Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP).

Artículo publicado en el Diario La Primera (21 julio 2009)

martes, 7 de julio de 2009

Reforma Agraria: 40 años después - MESA REDONDA





Mesa Redonda que se grabó para el programa radial Tierra Fecunda. Participan el sociólogo Fernando Eguren López, presidente del Centro Peruano de Estudios Sociales, CEPES; el ingeniero Raul Chao, gerente de la Asociación de Promoción Agraria, ASPA; el periodista Reynaldo Trinidad, director de la revista Agronoticias; y el líder campesino Antolín Huáscar, presidente de la Confederación Nacional Agraria, CNA.