lunes, 2 de marzo de 2015

¿Qué estamos haciendo para detener la desertificación de los suelos? Nuestra producción agrícola está en peligro

Editorial de La Revista Agraria N° 170, publicación del CEPES, 
que se distribuyó con el diario La República.

La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró 2015 como Año Internacional de los Suelos. Según esta organización, los suelos están en peligro debido a la expansión de las ciudades, la deforestación, el insostenible uso de la tierra y las prácticas de gestión, la contaminación, el sobrepastoreo y el cambio climático. Concluye que, al ritmo actual, la «degradación de los suelos amenaza la capacidad de satisfacer las necesidades de las generaciones futuras»(1).
Las tendencias cambiantes en la producción y el consumo de productos —cada vez más en aumento— están ejerciendo una presión creciente en los suelos de uso agropecuario en el mundo y son la principal causa de que en la actualidad el 38 % de las tierras agrícolas del planeta estén degradadas(2). 

 Ciertamente, el Perú no está al margen de este peligroso proceso. No ha sido suficientemente difundido el hecho, por ejemplo, de que el 40 % de su superficie —algo más de 516 000 kilómetros cuadrados— es considerada árida, ocupando el tercer lugar en América del Sur, después de Argentina y Brasil. Además, no hay que olvidar que el Perú junto con Chile son los únicos dos países de la región que tienen amplias áreas extremadamente áridas —hiperáridas—, con 81 000 km2 y 117 000 km2, respectivamente(3). El conjunto de zonas áridas solo reciben el 2 % de las lluvias que caen en el país. Recordemos que antes del periodo colonial, muchas áreas hoy áridas estaban cubiertas de bosques, lo cual refleja el proceso de desertificación. Aun hoy se pierden bosques por la práctica de roza, tumba y quema, para fertilizar los suelos, y por el uso de leña como combustible. 

 Según el informe del Minam (nota 3), la tercera parte de la superficie del Perú está en proceso de desertificación (unas 30 millones de hectáreas) o ya está desertificada (3.8 millones de hectáreas), lo cual constituye un grave problema debido a sus impactos en la reducción de la producción agrícola. Las principales causas de la desertificación son, en la costa, la salinización del suelo, la erosión hídrica y eólica y la contaminación de suelos por relaves mineros; en la sierra, la erosión hídrica y eólica, además de la compactación por sobrepastoreo y la contaminación; y en la selva, la erosión hídrica. Contribuyen a ello tanto la presión de factores naturales, incluyendo el cambio climático, como socioeconómicos (entre ellos, las prácticas agropecuarias inadecuadas, las actividades extractivas, el cambio de uso del suelo). 

 En atención al delicado problema de los suelos agrícolas, LRA incluye en esta edición una mesa redonda sobre el tema, en la que participan especialistas de distintas disciplinas. Es de esperar que, aprovechando la oportunidad de la declaración de este 2015 como Año Internacional de los Suelos por las Naciones Unidas, el Gobierno peruano y sus organismos especializados, así como las instituciones académicas que incluyen disciplinas vinculadas a su estudio, coloquen ese recurso natural en lo más alto de sus preocupaciones. 

 Fernando Eguren (Director de La Revista Agraria) 


1 FAO. 
2 UNEP. Assessing Global Land Use: Balancing Consumption with Sustainable Supply. A Report of the Working Group on Land and Soils of the International Resource Panel. 2014. 
3 MINAM. La desertificación en el Perú. Cuarta Comunicación Nacional del Perú a la Convención de Lucha contra la Desertificación y la Sequía. Lima, 2011. 


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