jueves, 17 de julio de 2014

El necesario reencuentro con la agricultura familiar


La agricultura familiar —hasta hace poco, «invisible» para la población urbana y los políticos— está cobrando cada vez mayor importancia en la agenda internacional y en las agendas nacionales de un número creciente de países.

¿Qué es la agricultura familiar?

Existen múltiples definiciones de agricultura familiar, pero todas ellas subrayan dos características comunes:
la familia conduce el predio, y sus miembros conforman la mayor parte de la mano de obra. Ocasionalmente pueden contratar mano de obra asalariada, en ciertos periodos, por lo general en la siembra y la cosecha, pero es raro que tengan contratados permanentes.

Un reciente estudio de Lowder et al., publicado por la FAO2, al que haremos frecuente referencia, resalta la diversidad de definiciones. En Brasil, así como en otros países, se agrega, a los dos rasgos mencionados, la fijación de un límite superior para el tamaño del predio (variable según la región y el tipo de tierras) y el que la mayor parte de los ingresos familiares provengan de la finca. De acuerdo con esos criterios, en Brasil, el 84% de las fincas son familiares, poseen el 24% de las tierras agropecuarias y participan con cerca del 38% del total de la producción agrícola.

En EE.UU., la agricultura familiar se define como aquellos emprendimientos agrícolas en donde el operador y sus familiares son propietarios de la mayoría de la empresa. Con este criterio, el 97.7% de las fincas son familiares. Pero hay un importante segundo criterio: el nivel de los ingresos anuales. Así, las fincas familiares pequeñas son aquellas que tienen ingresos anuales menores de US$.350 mil (S/.980 mil a la tasa de cambio de S/.2.80 por dólar); las fincas familiares medianas, entre ese monto y US$.1 millón; las fincas familiares grandes, más de US$.1 millón. Poca duda cabe de que en el Perú una empresa agraria con esos niveles de ventas —aun la de los pequeños— difícilmente sería considerada agricultura familiar.

En efecto, muchas definiciones de agricultura familiar agregan, además de las mencionadas, otras características: escasez de activos a los que tiene acceso —insuficiente tierra en cantidad o calidad—, escaso acceso a servicios financieros y no financieros, y altos costos de transacción. Las diferentes definiciones no solo tienen un interés académico; por el contrario, dan lugar a diferentes políticas y estrategias de desarrollo agrario y rural.

 Importancia de la agricultura familiar en el mundo

A propósito de la declaración, por Naciones Unidas, de 2014 como Año Internacional de la Agricultura Familiar, la FAO3, en el estudio citado, ha congregado información de la mayor parte de países para mostrarnos cuál es el peso global de la agricultura familiar.

Se estima que existen alrededor de 570 millones de fincas o unidades agropecuarias en el mundo, de las cuales más de 500 millones están consideradas como agricultura familiar. Son mayoría en todos los continentes, así como en todos los países, sean ricos o sean pobres. Según la información recogida, las fincas de extensión menor de 10 hectáreas son el 76% del total de fincas de los 34 países de más altos ingresos del planeta4.

Los agricultores familiares trabajan un apreciable porcentaje de las tierras agrícolas del mundo, como puede apreciarse en el cuadro 1.
Aunque las dimensiones de los predios familiares pueden variar mucho en cada país —según la dotación de recursos, la presión demográfica, la estructura de propiedad de la tierra, etc.—, en todos ellos ocupan los rangos de tamaño más pequeños. Ahora bien, como toda estructura social y económica, la estructura de las fincas por tamaño es cambiante. ¿Cuál es la tendencia general? ¿Aumenta el tamaño promedio de las fincas o se reduce? Lowder encuentra que las tendencias varían según los países: en los de altos ingresos, el promedio del tamaño de las fincas tiende a aumentar. Lo contrario ocurre en los países y regiones de ingresos medios y bajos, donde el promedio de tamaños se va reduciendo: en la región de América Latina y el Caribe, esto ocurre en 18 de 25 países; tan solo en 7 aumentan.

En el Perú, ¿cómo estamos?

En diferentes números, LRA ha dedicado varios artículos a la agricultura familiar, incluyendo la edición de mayo pasado5. El Perú es uno de los países de la región, en donde la agricultura familiar tiene mayor peso: agrupa alrededor del 90% de todas las unidades agropecuarias, aun cuando también es ampliamente mayoritaria en Argentina (75%), Brasil (84%), Chile (95%), Colombia (87%) y Ecuador (88%)6

La importancia de la agricultura familiar se debe no solo al hecho conocido de que provee la mayor parte de alimentos que el país consume (según el Censo Agropecuario, el 75% de las tierras cultivadas con alimentos están en fincas menores de 10 hectáreas), sino a su capacidad de generar empleo. Esto ocurre tanto en el Perú como en otros países de la región. Aquí, considerando la información de la Enaho 2012, la agricultura familiar da empleo a cerca del 80% de los trabajadores agrarios, mientras que las empresas formales que envían obligadamente información al Ministerio de Trabajo sobre los contratos de trabajo, solamente emplean al 4% (alrededor de 160 mil) del total.

Activos y territorios

¿Cuáles son las potencialidades de esta agricultura familiar? Hay amplias evidencias en diferentes partes del mundo y en el Perú, de que, dadas ciertas condiciones favorables, la agricultura familiar tiene un importante margen para mejorar su desempeño económico. Pero ello depende de varios factores, entre los cuales están la dotación de activos —sobre todo, tierra, capital y trabajo— y el contexto territorial (institucionalidad, infraestructura, recursos naturales, presencia del Estado, etc.), el cual puede ser un factor favorable o desfavorable para la puesta en valor de los activos.

Es muy diferente la situación de un agricultor que vive y trabaja en un contexto territorial con instituciones consolidadas, buena infraestructura vial, energía eléctrica,  economía diversificada, con acceso a información, a servicios financieros y no financieros, que otro que, aun contando con la misma dotación de recursos, carece de las condiciones mencionadas. Berdegué y Fuentealba7 expresan en el gráfico 1 (pensado para América Latina, pero que se aplica bien al caso peruano) esta interacción entre activos y contextos territoriales. 

Los agricultores en el cuadrante superior izquierdo del gráfico, con más activos (grupo A), se ubican en contextos territoriales favorables, donde la productividad de sus activos es mayor y se encuentran plenamente integrados al mercado. El grupo B tiene algunos activos, pero no los suficientes o no están en un contexto en el que puedan ser puestos totalmente en valor. Según Berdegué y Fuentealba, este grupo, que suele ser importante en número, es poco visible y es marginado por las políticas públicas, pues no es lo suficientemente pobre (por lo que está excluido de las políticas sociales) ni lo suficientemente «empresarial» para merecer la atención promotora del Estado. Sin embargo, «representan la mejor oportunidad [...] para las políticas y estrategias públicas orientadas a revitalizar las sociedades rurales y para promover un crecimiento económica y socialmente inclusivo» (p. 10). El grupo C está conformado por agricultores con escasos activos y con territorios poco dinámicos o con una actividad económica adversa, lo que les obliga a recurrir a otras fuentes de ingresos.

No es usual en la literatura sobre agricultura familiar combinar estos dos factores —dotación de activos y contextos territoriales—, pero es, sin duda, de gran importancia para sustentar políticas adecuadas para su desarrollo: estas deben orientarse no solo a proveer o mejorar los activos, sino también a desarrollar los territorios. El desarrollo de la agricultura familiar se puede dar siempre y cuando se encuadre en políticas de desarrollo territorial.

Notas

1 Sociólogo. Presidente del Cepes.
2 Lowder, S. K.; Skoet, J. y S. Singh. 2014. What do we really know about the number and distribution of farms and family farms worldwide? Background paper for The state of food and agriculture 2014. ESA Working Paper N.o 14-02. Roma, FAO. <http://bit.ly/1leWTAb>.
3 Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, conocida como FAO por sus siglas en inglés.
4 Lowder et al., op. cit, anexo 6.
5 F. Eguren. «Las políticas para fortalecer la agricultura familiar». <http://bit.ly/1rjKw6s>.
6 FAO. Perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las Américas: una mirada hacia América Latina y el Caribe. 2014, p. 176. <http://bit.ly/1svnf5R>.

7          En Julio A. Berdegué y Ricardo Fuentealba. Latin America: The state of smallholders in agriculture. IFAD. 2011, p. 9.

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