viernes, 18 de julio de 2014

En la costa esta creciendo el latifundio


Por: Manuela Zurita 

El Centro Peruano de Estudios Sociales (Cepes) presentó el martes pasado el estudio ¨Contribución de la Agricultura Familiar al sector Agropecuario en el Perú¨. La investigación realizada en base del último Censo Nacional Agropecuario y la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) de 2012 da luces sobre el estado de la Agricultura Familiar (AF) en el país. Es un informe oportuno: este año ha sido declarado por Naciones Unidas como el Año Internacional de la Agricultura Familiar. Para Fernando Eguren, presidente de Cepes, la relevancia de este tipo de agricultura es ¨abrumadora¨ en Perú. Con él conversamos sobre el estudio y los temas que este pone en debate público.


¿Qué buscan con el estudio? 

Primero aspectos poco conocidos, como la importancia de la mujer y la diversidad de los diferentes tipos de agricultura familiar, porque bajo este nombre hay una diversidad de productores. Una cosa importante de la ENAHO es que no incluye a las empresas, porque es un estudio sobre hogares. Entonces, una de las preguntas más importantes tiene que ver con quiénes son los que trabajan efectivamente y están presentes en el campo. Son diferentes categorías: por un lado, los empleadores; por otro lado, los trabajadores del predio; y por otro, los trabajadores no remunerados, que generalmente son las mujeres de la familia. Además, hay unidades familiares que contratan mano de obra adicional y otras que no la necesitan porque sus predios son más pequeños. También se diferencian entre las que venden al mercado y las de autoconsumo. Otro dato importante es que los pequeños agricultores también realizan otras actividades económicas, porque por lo general los ingresos que obtienen de las actividades agropecuarias no son suficientes. Esto es muy importante para las políticas orientadas a este sector inmenso de la población rural, porque generalmente cuando se piensa en el pequeño productor se piensa en un productor especializado y exclusivo y las medidas para apoyarlo son sólo sectoriales. En realidad, las familias tienen una diversificación de sus actividades y si se quiere realmente apoyar para su desarrollo -no sólo como agricultores sino en general para la elevación de sus ingresos- se necesita la concurrencia de  diferentes sectores y no sólo agricultura. 

¿Es la primera vez que se hace este estudio? 

Existen varios estudios que se han hecho en zonas más específicas. Seguramente van a salir otros nuevos estudios de aspectos más particulares. 

Usted ha expresado que algunas ideas sobre la Agricultura Familiar no están suficientemente precisadas o investigadas. ¿A cuáles se refiere? 

Por ejemplo, no se discute el aspecto generacional. Desde 1994, cuando se realizó el III Cenagro –y eso está ratificado en el IV Cenagro- vemos que la población de los pequeños agricultores promedia los 50 años. Entonces, es una población bastante vieja, por así decirlo, lo cual plantea algunos problemas a su capacidad innovadora. Son los jóvenes que son más innovadores, pero están migrando. Eso nos lleva a preguntarnos qué hacer para retenerlos. Una de las razones por las cuales se retiran es porque en el campo no tienen la mismas oportunidades que en la ciudad. De lo que se trataría es de ofrecer en los espacios rurales una serie de facilidades que se encuentran en las ciudades, como el mejoramiento de los niveles educativos y un mucho mejor acceso a los medios como Internet, que son importante para la población joven. 

En su presentación señala que en América del Norte y Central el 83% de los productores son agricultores familiares y en Europa, el 68%. ¿Qué diferencia a un agricultor familiar peruano de otro de EE.UU. y Europa? 

Puede haber bastantes diferencias, pero lo que es común en todos es que la familia reconoce el predio y que la mayor parte de la fuerza de trabajo es de la familia. Eso puede ubicarse en contextos muy modernos o muy pobres. Hace un par de años visité a una granja de ganado familiar en Alemania que tenía la última tecnología robótica para el tratamiento del ganado lechero. Tenía de 4 a 5 Has, porque era ganado estabulado y tenía una plataforma circular en la que cada vaca tenía su propia computadora, que medía la cantidad de leche, con lo que se la había alimentado, la cantidad de grasa de la leche… Eso contrasta con un predio familiar de Puno o de la India. 

¿Por qué cree que el número de Unidades Agropecuarias de Agricultura Familiar entre el III Cenagro y el IV Cenagro aumentó en 450 mil? 

Eso es un tema que hay que investigar, porque la población rural no ha crecido. No es que necesariamente haya más presión de la había antes sobre la tierra, porque si bien ha crecido también la frontera agrícola no lo ha hecho tanto como el número de unidades agropecuarias. Las que más han crecido son las más pequeñitas. Es decir, que hay una creciente minifundización. Una de las razones probables de esto es que la población rural que quiere migrar no está encontrando empleo en las ciudades. Entonces, se tiene que quedar en el campo no necesariamente para ser agricultor a tiempo completo, sino para encontrar una fuente complementaria para sus ingresos. 

A propósito de la minifundización: según el estudio, en la costa es de 70%.  ¿Cómo analizar esta cifra? ¿Está creciendo el latifundio en la costa? 

Definitivamente en la costa está creciendo el latifundio. Si uno revisa la información del último censo agropecuario, un tercio de la costa del Perú, las (tierras) que están más cercanas a las carreteras y los mercados, están en unidades agropecuarias de 1.000 hectáreas o más. En general, en Europa el 20% de las tierras que tienen las unidades más grandes son de alrededor de 300 Has. En Argentina, hay unidades familiares de 500 Has. En Bangladesh, si uno tiene 5 Has es casi un latifundista. 

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