miércoles, 13 de junio de 2012

Editorial: Cadena algodonera, ¿de interés nacional?

Editorial escrita por Fernando Eguren (CEPES) para La Revista Agraria 

El gobierno ha dado un decreto supremo en el que declara de interés nacional a la cadena productiva del algodón cultivado en el Perú. Según la agencia de noticias Andina, «la disposición legal especifica el cultivo y preparación de la fibra de algodón, los procesos industriales textiles, como el hilado, el tejido y la confección a partir de la fibra de algodón, la comercialización nacional e internacional».


Hace cinco décadas, el algodón y la caña de azúcar eran los principales cultivos de la costa peruana. En 1964 se batió el récord de área cosechada: 256 mil hectáreas, la mayor parte de las variedades Tangüis y Pima. Sin embargo, en la actual campaña el área sembrada llegaría solo a 38 mil hectáreas, según el presidente de la Asociación Nacional de Productores de Algodón, Federico León y León.

Los años de gloria del algodón peruano ya terminaron. ¿Es posible que recupere parte de la importancia que tuvo en el pasado? Juega a favor el hecho de que el algodón peruano siga siendo conocido por la alta calidad de su fibra, sobre todo el Pima. Juega también a favor la existencia de una larga tradición algodonera y textil en el país, que data desde antes de la venida de los españoles y que continuó en la Colonia y la República (en verdad, la principal industria peruana, durante muchísimos años, ha sido la textil). Asimismo, es un cultivo muy bien adaptado a los suelos y dotación de agua de la costa, pues no requiere de los volúmenes de otros cultivos, como el arroz, la caña de azúcar o el espárrago. Finalmente, es un cultivo que puede producirse con ventaja en predios familiares, que son los que más abundan en la región. Desde el punto de vista económico, tiene, por lo tanto, un alto valor redistributivo.

Pero también hay factores que juegan en contra. Después de la reforma agraria, casi no hay investigación, por lo que ha surgido la competencia de otros países productores que sí apoyan el cultivo, mejorando su calidad y acortando el periodo vegetativo. El control, a veces monopólico, que tienen las desmotadoras sobre los productores de la fibra, perjudica a  los agricultores algodoneros.

Juega también en contra el hecho de que gran parte del algodón que importamos alrededor de la mitad del utilizado por la industria nacional  viene de EE.UU., que gracias a los subsidios del gobierno de este país resulta siendo más barato. Finalmente, también resulta un obstáculo el hecho de que la cadena algodonera-textil-confecciones haya sido prácticamente desarticulada desde hace años, gracias a las políticas neoliberales.

En LRA saludamos que se haya declarado de interés nacional la cadena productiva del algodón, pero creemos que ello no es suficiente. Recordemos que en diciembre de 2009 se creó, por resolución suprema, el Consejo Nacional de la Cadena Productiva Algodón, Textil y Confecciones. Algunas de sus funciones eran la promoción de la investigación, la transparencia de los precios y la generación de mecanismos de regulación de la importación de algodón. Sin embargo, parece que sus efectos sobre la salud de la producción algodonera peruana han sido, en el mejor de los casos, bastante magros.

Nota:

Ver artículo «El algodón toca fondo», La Revista Agraria 114, enero de 2010, en <http://www.larevistaagraria.org/sites/default/files/revista/r-agra114/LRA114-04-08.pdf>.

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