lunes, 19 de mayo de 2014

¿Qué alimentos consumimos los peruanos? Brecha alimentaria: la población rural está en desventaja ante peruanos urbanos y con mayores ingresos



Es obvio que no todos comemos los mismos alimentos, ni en las mismas proporciones. Esto depende de muchos factores, entre ellos, las tradiciones y las costumbres alimentarias, la edad y el grado de educación de los consumidores, su nivel de ingresos, la variedad de la oferta de productos alimenticios, el hecho de vivir en el campo o en la ciudad.


Una fuente útil para conocer y analizar las variadas canastas de consumo de alimentos en el Perú es la Encuesta Nacional de Presupuestos Familiares 2008-2009 (ENPF), que ofrece información interesante sobre la variedad y la cantidad de alimentos que consumimos, según los ingresos, la región natural —costa, sierra y selva— y el ámbito geográfico —rural o urbano.

¿Qué alimentos consumimos los peruanos?(2)

Hagamos una primera distinción entre los habitantes pobladores de las ciudades y los del campo. Según la ENPF, el poblador rural consume en promedio un volumen bastante mayor de productos alimenticios que el urbano: nada menos que 85 kg más al año (el consumo total anual es, respectivamente, 450 kg y 365 kg). Esta información parece que va contra el sentido común, pues se asume generalmente que el poblador urbano está mejor y más alimentado que el rural ¿Qué es lo que explica esta gran diferencia de volúmenes de alimentos consumidos? La información recogida por la ENPF es clara: la diferencia está en la gran cantidad de tubérculos que consumen los peruanos rurales, sobre todo de papa, cuyo consumo es tres veces mayor que el del poblador de la ciudad. La papa es, largamente, el principal alimento en el ámbito rural, pues significa más de un tercio del volumen total que consume una persona en un año.

Ahora bien, comer más no necesariamente es estar mejor alimentado. Los tubérculos son ricos en carbohidratos, pero no en proteínas: tienen aproximadamente la décima parte de proteínas que contienen las carnes y la quinta parte de la que tienen los huevos. En contraste, el poblador urbano come el doble de carnes y de huevos que el rural. Como puede apreciarse en el gráfico 1, más de un tercio del total consumido por el poblador rural son tubérculos, mientras que el poblador urbano distribuye mejor la variedad de alimentos que consume, lo que sugiere una canasta de consumo de alimentos mejor balanceada.

Diferencias regionales

Las tres regiones naturales —costa, sierra, selva— son distintas no solo por su geografía y biodiversidad, sino también por sus rasgos culturales. Una expresión de estas diferencias son los alimentos que consumen.
En el gráfico 2 se aprecia que el poblador serrano es quien consume más alimentos, en términos de volumen (422 kg per cápita por año), seguido por el de la selva (367 kg) y el de la costa (345 kg). En el caso de la sierra, ello se explica por la importancia de los tubérculos (140 kg, que equivalen a un tercio del total de alimentos consumidos en la región), y en el de la selva, por las frutas (116 kg: 32% del total regional). La concentración en esos dos tipos de alimentos se explica, también, por la vocación productiva de esas regiones.

La costa, la región más urbanizada y con ingresos promedio más altos que las otras dos regiones, es la mayor consumidora de las principales fuentes de proteínas (y también las más caras): carnes, huevos y leche.

Diferencias entre ricos y pobres

La información presentada hasta el momento, se refiere a promedios; pero los promedios tienen una significación muy limitada, no solo porque el país es muy heterogéneo, sino también porque presenta una distribución de ingresos muy desigual. La ENPF ofrece interesante información de cómo estas desigualdades de ingresos se manifiestan en el consumo de alimentos.
Se observa, en el gráfico 3, que los sectores de la población que consumen las principales fuentes de proteína animal son los del quintil V (el 20% más rico), y a medida que nos acercamos al primer quintil (el 20% de la población más pobre), dicho consumo es menor. Estas diferencias son especialmente evidentes en el caso de la carne y los productos lácteos. En agudo contraste, el consumo de tubérculos en los quintiles más pobres es mucho mayor que en los quintiles más ricos.

Lo que ocurre en el ámbito nacional, también sucede en las tres regiones: los sectores de la población con mayores ingresos consumen mucho más carnes y lácteos y menos tubérculos que los sectores más pobres.
Puede afirmarse, después de esta primera revisión de tan interesante encuesta, que si bien son varios factores los que condicionan qué y cuántos alimentos se consumen, la importancia de los niveles de ingresos es uno de los más determinantes.

Nota

1 Presidente del Cepes.
2 Se consideran los siguientes grupos de alimentos: cereales, harinas, productos de panadería, pastas, carnes, pescados y mariscos, lácteos, huevos, aceites y grasas, frutas, hortalizas, menestras, tubérculos y derivados, azúcar refinada. Fuente: INEI. Encuesta Nacional de Presupuestos Familiares 2008-2009.

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